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La tiranía de la falta de estructuras.

Comparteixo aquest article de Jo Freeman, traduït al castellà per Fany Rubio que ja te uns cuants anys pero del cual crec que podem seguir aprenent.
Les negretes són meves, destacant el que em sembla relevant pel context actual.

En los años de conformación del Movimiento de Liberación de la Mujer, se ha puesto especial énfasis en lo que se llama grupos sin Liderazgo y Estructura, como la principal si no la única forma organizativa del movimiento. El origen de esta idea se encuentra
en la reacción natural contra la sociedad sobreestructurada, en la que estamos inmersos y contra el inevitable control sobre nuestras vidas que aquella confiere a otros, así como contra el continúo elitismo de la izquierda y grupos similares entre aquellos que supuestamente combaten esta sobreestructuración.

Sin embargo, la idea de la falta de estructura ha pasado de ser una sana contratendencia a convertirse en una idea de propio derecho. La noción que implica es objeto de tan escaso análisis como el término es objeto de amplio uso, convirtiéndose en parte intrnseca e incuestionable de la´ideología del Movimiento de Liberación. En la etapa de gestación del movimiento esta cuestión carecía de importancia; definido su objetivo y método principal, como la toma de conciencia, el grupo de concienciación sin estructura era un excelente medio para dicho fin. El carácter relajado e informal que lo regla propiciaba la participación en las discusiones y el ambiente de apoyo que normalmente se creaba permitía una mayor percepción de lo personal. Si los resultados no fueron más concretos que esta percepción de lo personal la cuestión no tenía mayor importancia, ya que realmente su objetivo no era otro.

Los problemas no comenzaron a surgir hasta que los pequeños grupos de concienciación agotaron las virtudes de la concienciación y decidieron que querían hacer algo más concreto. Ante esta decisión los grupos normalmente se atascaron porque la mayoría no quería cambiar su estructura al tiempo que modificaban sus tareas. Las mujeres habían aceptado plenamente la idea de la falta de estructura sin percatarse de los límites que encerraba su aplicación. Se trató de utilizar el grupo sin estructura y las charlas informales, en cuestiones no adecuadas basándose en la ciega creencia de que cualquier otra forma organizativa no podía ser más que opresiva.

Si el movimiento pretende expandirse más allá de estas etapas elementales de desarrollo tendrá que abandonar algunos de sus prejuicios sobre la organización y la estructura. No hay nada inherentemente pernicioso en estas dos cuestiones; ambas pueden ser y son frecuentemente mal empleadas pero rechazadas de pleno porque su empleo no es correcto, es lo mismo que negar los instrumentos necesarios para su posterior desarrollo. Es necesario por lo tanto comprender por qué no funciona la falta de estructura.

ESTRUCTURAS FORMALES E INFORMALES

Al contrario de lo que nos gustaría creer no existe algo similar a un grupo sin estructuras. Cualquier grupo de personas que, por razones se une durante un periodo de tiempo determinado y con un objetivo cualquiera, se dará inevitablemente una u otra forma de estructura: ésta podrá ser flexible y variará con el tiempo; tal, vez sirva para distribuir tareas equitativa o iniustamente y también para distribuir el poder y la influencia entre los distintos miembros del grupo, pero aquella se conformará independientemente de la personalidad, facultades, o intereses de las personas que lo componen. El simple hecho de ser individuos con talento, predisposiciones y procedencias distintas hace que este hecho sea inevitable. Sólo si nos negamos a relacionamos o a interactuar sobre cualquier base podríamos aproximarnos a algo similar a un grupo sin estructura, y no es ésta exactamente la naturaleza de un grupo humano.

Lo anterior quiere decir que, aspirar a crear un grupo sin estructura es tan inútil y engañoso como pretender que existan noticias objetivas que las ciencias sociales estén libres de valores ó que exista una economía libre. Un grupo laissez-faire es tan realista como una sociedad laissez-faire: la noción de grupo sin estructura se convierte en una cortina de humo que favorece a los fuertes ó a aquellas personas que pueden establecer su hegemonía incuestionable sobre los demás. Esta forma de hegemonia puede establecerse muy fácilmente porque la noción de falta de estructura no impide la creación de estructuras informales; solo lo impide de las formales. De forma similar, la filosofia del laissez-faire no impidió a los económicamente prepotentes establecer
un control sobre los salarios, los precios y la distribución de los bienes; únicamente impedia que el gobierno lo hiciera. Así, la falta de estructura feminista, es normalmente defendida por aquellas que tienen mayor poder (sean o no conscientes de ello). En la medida en que la estructura del grupo es informal, las normas de cómo se toman decisiones son sólo conocidas por unas pocas, y la conciencia de que existe una relación de poder se limita a aquellas que conocen las normas. Aquellas que no las conocen, o no han sido seleccionadas para su iniciación permanecerán en la confusión o sufrirán la paranoica impresión de que ocurre algo de
lo que no tienen plena conciencia.

En la manera que cualquier persona tenga la oportunidad de involucrarse en un grupo o de participar en sus actividades, la estructura del mismo deberá ser explícita, no implícita. Las normas de cómo se toman las decisiones deben ser abiertas y conocidas por todas, lo que sólo ocurrirá si son formalizadas; esto no quiere decir que la formalización de la estructura de un grupo destruya necesariamente su estructura informal, normalmente no ocurre así, pero sí impide que la estructura informal tenga un control predominante, al tiempo que ofrece mejores medios para atacarlas si la gente involucrada no responde a las necesidades
generales del grupo.

La falta de estructura es organizativamente imposible. No se puede decidir si se quiere formar un grupo con o sin estructura; a partir de ahora este vocablo sólo será empleado para referirnos a la idea que representa: el término falta de estructura será empleado para referirnos a aquellos grupos que no han sido estructurados conscientemente en una u otra forma; por el contrario nos referiremos a grupos estructurados al hablar de aquellos que lo han hecho conscientemente. Un grupo estructurado siempre tiene una estructura formal y, también puede tener una estructura informal o encubierta. Es esta estructura informal, especialmente en los grupos no estructurados, la que crea las bases para el desarrollo de élites.

LA NATURALEZA DEL ELITISMO

El término elitista es probablemente aquél que ha sido objeto de mayor abuso en el movimiento de liberación de la mujer. Cuando se utiliza en el movimiento normalmente se refiere a individuos concretos, aunque las características y actividades personales de aquellas a quienes se aplica difieran notablemente. Un individuo en cuanto tal no puede ser elitista, ya que la única aplicación adecuada de este término es si está referida a un grupo. Ninguna persona, independientemente de lo bien conocida que sea, puede ser una élite.

Correctamente el término élite se refería a una pequeño grupo de gente que dominaba otro grupo mayor del que es parte, sin tener normalmente una responsabilidad directa sobre este grupo mayor y, actuaba frecuentemente, sin su consentimiento o conocimiento. Una persona se convierte en elitista al ser parte de o defender la dirigencia de ese pequeño grupo, independientemente de que sea conocida o no por los demás. La notoriedad no es equivalente de elitismo. Las élites más insidiosas están habitualmente compuestas por gente que el gran público desconoce. Las élites inteligentes son, por lo general, lo suficientemente sagaces como para no darse a conocer; saben que si son conocidas se les observa, y la máscara que encubre su poder deja de ser salvaguardada.

El hecho de que las élites sean informales no quiere decir que sean invisibles. En la reunión de cualquier grupo pequeño quien quiera que tenga un ojo avizor y una oreja atenta puede darse cuenta de quién influye sobre quién. Los miembros de un grupo con buenas relaciones entre sí se relacionarán con mayor frecuencia que otra gente. Se escuchan más atentamente y se interrumpen menos; repiten los puntos de vista u opiniones de los otros y si hay conflicto ceden más amigablemente; también tienden a ignorar 6 a luchara brazo partido con los ajenos (‘out), cuyo asentimiento no es necesario para tomar una decisión, sin embargo los ajenos (‘out) necesitan mantener buenas relaciones con los in. Evidentemente las líneas de demarcación no están tan delimitadas como yo he establecido aquí: en la interacción se producen matices; no se suele actuar sobre un guión escrito: una vez que se conoce a quien se debe consultar antes de tomar una decisión y de quien depende el sello de la aceptación, se sabe quien dirige los asuntos. Y sin embargo, como cualquier actitud en un grupo está sujeta a interrelaci6n y reciprocidad, quien se niega a este juego lo ignora. Contar con todas, consultar a todas.

Las élites no son grupos de conspiración; rara vez un grupo pequeño se reúne y trata deliberadamente de acaparar a otro grupo mayor para sus fines. Las élites son nada más y nada menos que grupos de amigas que, incidentalmente, participan en la misma actividad política, aunque por otro lado, probablemente llevarían una actividad política independientemente de que mantuvieran o no una amistad. La coincidencia de estos dos hechos es lo que genera una élite en un grupo determinado y también lo que hace tan dificultosa su ruptura.

Estos grupos de amigas funcionan con redes de comunicación al margen de cualquier canal que el grupo haya establecido con este fin y, si no existen canales, funcionan como la única red de comunicación; porque esta gente es amiga, porque habitualmente comparten los mismos valores y concepciones políticas, porque se hablan en circunstancias de la vida cotidiana, porque se consultan cuando tienen que tomar pequeñas decisiones sobre sus vidas, la gente que participa en estas redes tiene más poder que aquella que no participa. Es raro el grupo que no establece alguna red informal de comunicación a través de las amigas
que en él se hacen.

Algunos grupos, depende de su tamaño, pueden tener más de una red informal de comunicación, incluso éstas pueden entremezclarse. Cuando solo existe una red de este tipo, ésta se convierte en la élite del grupo sin estructura independientemente de que sus miembros quieran o no ser elitistas. Si por otro lado, es la única red existente en un grupo estructurado aquella puede o no equivaler a su élite, dependiendo de la composición y naturaleza de su estructura formal. Si existen dos o más redes de amigas, tal vez éstas compitan entre sí por el poder en el grupo, creando de esta forma tracciones; también puede ocurrir que una de las
tracciones deliberadamente abandone la competición dejando a la otra como élite del grupo. En un grupo estructurado coexisten normalmente dos o más redes de amigas que compiten entre sí por el poder formal. Podría considerarse que ésta es la situación más sana, ya que los miembros restantes pueden actuar de árbitros entre los dos grupos que compiten por el poder y, de esta forma plantear determinadas exigencias a aquellos con los que se alían temporalmente.

El carácter inevitablemente elitista y exclusivista de las redes de comunicación informal entre amigas no es una peculiaridad del movimiento feminista ni un fenómeno nuevo para las mujeres. Este tipo de relaciones informales han servido durante siglos para excluir a las mujeres de participar en grupos integrados de los que eran parte. En cualquier profesión u organización estas redes han creado una mentalidad de grupo cerrado al igual que los lazos de compañero de colegio han impedido con eficacia que las mujeres (alguna) como grupo (así como algunos hombres aislados) tuvieran acceso igualitario a los recursos de poder o a un reconocimiento social. Gran parte del esfuerzo de los movimientos feministas del pasado ha estado dirigido a formalizar las estructuras de decisión y los procesos de selección con objeto de facilitar el ataque directo contra los mecanismos de exclusión de las mujeres, pero no ha tenido lugar dentro del propio Movimiento Feminista porque inconscientemente se plantea que todas son mujeres (en teoria todas iguales, una clase).

Como bien sabemos, estos esfuerzos no han impedido la persistencia de la discriminación contra la mujer, aunque por lo menos ésta se ha hecho más difícil.

Dado que los grupos del movimiento no han tomado decisiones concretas respecto de quien debe ejercer el poder en su seno, los criterios que se siguen difieren de uno a otro punto del país, los cuales responden por ejemplo, en la primera etapa del movimiento, el matrimonio era normalmente un pre-requisito para participar en la élite informal. Es decir, de acuerdo con las enseñanzas tradicionales las casadas se relacionan fundamentalmente entre sí, considerando que las solteras son un peligro excesivo como amigas íntimas. En muchas ciudades el criterio fue matizado incluyendo en la élite exclusivamente a aquellas que estaban casadas con hombres de la nueva izquierda. Esta norma encierra algo más que la simple tradición, ya que los hombres de la nueva izquierda tienen normalmente acceso a recursos que el movimiento necesitaba a través de los hombres, en vez de por sí solas. Con el transcurso del tiempo el movimiento ha cambiado y el matrimonio ha dejado de ser un criterio universalmente válido para la participación real, si bien todas las élites informales adoptan normas por las que sólo pueden pasar a ser miembros mujeres que tienen determinadas características materiales o personales. Estas normalmente son: procedencia de clase media (a pesar
de toda la retórica existente sobre relacionarse con la clase trabajadora), estar casada; no estar casada pero vivir con alguien, ser o pretender ser una lesbiana, tener entre 20 y 30 años, haber estudiado en la universidad o tener al menos cierto nivel educativo, ser marginal y no ser demasiado marginal tener una postura politica o reconocimiento de progre tener hijos o, cuando menos, que a uno le gusten los niños, no tener hijos, tener una personalidad en cierta manera femenina con características tales como ser agradable vestirse de forma adecuada (bien sea de forma tradicional o con un estilo moderno) etc., también existen determinadas características que casi inevitablemente definirán como persona marginal con quien no hay que relacionarse, éstas incluyen: ser demasiado mayor, tener una jornada de trabajo de 8 horas y, aún más, si se tiene una intensa dedicación profesional no ser agra-
dable” y ser soltera de forma explícita (es decir, no tener una actividad hetero u nhomosexual ).

Podriamos añadir otros criterios de selección pero todos tendrían cierta relación con los anteriormente enumerados; los pre-requisitos típicos para participar en las élites informales del movimiento, y, por lo tanto, para ejercer cierta forma de poder, tienen relación con la clase social, la personalidad y la disposición de tiempo. No incluyen la competencia, la dedicación al feminismo, el talento o la potencial contribución al movimiento; aquellos son los criterios que se emplean para establecer una
amistad, éstos los que cualquier movimiento u organización ha de adoptar si quiere tener una cierta eficacia política.

La normas para participar pueden variar de grupo en grupo, pero las vías de incorporación de la élite informal -si uno responde a los criterios establecidos- es muy parecida en todos los lados. La única diferencia substancial reside en que uno haya estado en el grupo desde un comienzo o se haya incorporado una vez formado. Si se es parte desde el comienzo es importante que el mayor número de amigas se incorpore al tiempo. Si por el contrario, ninguno de los miembros se conoce muy bien, debe entonces establecer amistad con un grupo selecto y fijar las normas de interacción informal básicas para la creación de cualquier estructura informal. Una vez creadas las normas informales éstas se mantienen a sí mismas, siendo una de las mejores tácticas para ello el
continúo reclutamiento de nueva gente que encaje. Una se incorpora a una élite de forma similar a como una se compromete con una “sororidad”. Si alguien es considerado como una persona que promete, ésta es ’empujada’ por los miembros de la estructura informal y, según el caso, iniciada o dejada de lado. Si la sororidad no tiene la suficiente conciencia política como para conscientemente iniciar el proceso, éste puede desencadenarse de forma similar a coma uno se hace miembro de la élite que goce de respeto en su seno y cultivar activamenfe su amistad. Es muy probable que en un futuro te introduzca al grupo iniciado.

Todos estos procedimientos llevan su tiempo, de forma que si se trabaja ocho horas o se tiene alguna obligación similar es normalmente imposible llegar a ser parte de la élite, simplemente porque no hay suficientes horas para asistir a todas las reuniones y cultivar las relaciones personales necesarias para tener voz en la toma de decisiones; ésta es la razón por la que las estructuras formales para la toma de decisiones son un regalo para las personas cargadas de trabajo. Contar con un procedimiento fijo para tomar decisiones garantiza, hasta cierto punto, la participación de todos y cada uno de los miembros.

Aunque esta disección del proceso de formación de una élite en los grupos pequeños ha sido expuesta desde una perspectiva crítica, no ha sido hecha en la creencia de que las estructuras informales sean inevitablemente malas, simplemente son evitables. Todos los grupos crean estructuras informales como consecuencia de las normas de interacción entre los miembros del grupo, estas estructuras informales pueden ser muy útiles. Pero sólo los grupos sin estructura están totalmente regidos por ellas. Cuando las élites informales se conjugan con el mito de la falta de estructura, es impensable tratar de poner cortapisas al uso del poder, éste pasará a ser arbitrario.

Todos los grupos crean estructuras informales como consecuencia de las normas de interacción entre los miembros del grupo, estas estructuras informales pueden ser muy útiles. Pero sólo los grupos sin estructura están totalmente regidos por ellas.

Lo dicho hasta el momento encierra dos consecuencias potencialmente negativas, de las que debemos ser conscientes, la primera es que la estructura informal guardará una gran semejanza con una sororidad en donde cuando se escucha a alguien es porque te cae bien y no porque diga cosas significativas.

En la medida en que el movimiento no desarrolla una actividad externa, lo anterior no tiene mayor importancia, pero si su evolución no ha de detenerse en esta etapa preliminar necesariamente tendrá que modificar dicha tendencia. La segunda consecuencia negativa se cifra en que las estructuras informales no obligan a las personas que lo integran a responder ante el grupo en general. El poder que ejercen no les fue entregado y por lo tanto no se les puede arrebatar. Su influencia, no se basa en lo que ellas hacen por el grupo y, por lo tanto, no pueden ser directamente influidas por el mismo. De lo anterior no se deduce necesariamente que las estructuras informales den lugar a un comportamiento irresponsable cara al grupo, ya que aquellas personas a quienes les
interesa mantener su influencia tratarán normalmente de responder ante el grupo, lo que ocurre es que éste no puede exigir dicha responsabilidad, depende de los intereses de la élite.

El poder que ejercen no les fue entregado y por lo tanto no se les puede arrebatar.

EL SISTEMA DE ESTRELLAS

La noción de falta de estructura ha creado el sistema de estrellas. Vivimos en una sociedad en la que se espera que los grupos políficos tomen decisiones y designen a determinadas personas para que las expongan ante el público en general. La prensa al igual que el público no sabe escuchar con seriedad a las mujeres, en cuanto mujeres, quieren saber lo que el grupo piensa. Hasta el momento existen tres técnicas para conocer la opinión de amplios sectores, el voto o el referéndum, el sondeo de opinión pública, y la alocución de portavoces en determinados mítines. El Movimiento de Liberación de la Mujer no ha empleado ninguna de estas técnicas para comunicarse con el público. Ni el movimiento en su conjunto ni la mayoría del sin número de grupos que lo
componen han concretado la forma de conocer o dar a conocer su posición sobre temas varios. Sin embargo, el público está condicionado a que existan portavoces. Si bien es cierto que el movimiento no ha designado explícitamente portavoces, sí ha lanzado a muchas mujeres que han atraído la atención del público por diversas razones. Estas mujeres no representan normalmente a un grupo determinado o un estado de opinión; ellas lo saben y normalmente así lo dicen, pero dado que no
existe un portavoz público del movimiento para dar a conocer la postura del mismo ante un tema, dichas mujeres son utilizadas como portavoces. De esta forma, independientemente de su voluntad e independientemente de que el movimiento lo acepte o no, las mujeres que gozan de cierta notoriedad se encuentran por defecto desempeñando el papel de portavoces.

Esta es una de las causas principales del resentimiento que muy frecuentemente se siente hacia estas mujeres, designadas como las estrellas. Puesto que las mujeres del movimiento no las designaron para exponer sus puntos de vista aquellas se sienten agraviadas cuando la prensa presume que sí lo hacen. Pero en la medida en que el movimiento no designe sus propios portavoces estas mujeres se verán empujadas por la prensa y el público a desempeñar dicho papel, independientemente de sus propios deseos.

Son varias las consecuencias negativas que se deducen de lo anterior tanto para el movimiento como para las mujeres llamadas estrellas. En primer lugar porque el movimiento, al no haberlas designado como portavoces, está maniatado para revocar su mandato, la prensa las situó en ese lugar y sólo la prensa es quien puede optar por prestarles o no atención. Aquella continuará buscando estrellas para que actúen como portavoces, en la medida en que no existan alternativas oficiales a las que acudir en busca de declaraciones representativas del movimiento; asimismo, el movimiento carecerá de control en la designación de sus portavoces en la medida en que siga creyendo que no debe tener ningún portavoz. En segundo lugar las mujeres que se encuentren en esta situación son frecuentemente objeto de ataques virulentos por parte de sus hermanas, actitud en absoluto positiva para el movimiento y también dolorosamente destructiva para las mujeres afectadas. Estos ataques sólo conducen a que estas mujeres abandonen el movimiento -muchas veces profundamente ofendidas- ó a que dejen de sentirse responsables ante sus hermanas; tal vez, mantengan cierta lealtad difusamente manifestada hacia el movimiento, pero dejarán de ser susceptibles a las presiones de otras mujeres del movimiento. Uno no puede sentirse responsable hacia aquella gente que es la causa de tal sufrimiento sin tener algo de masoquista y, normalmente, estas mujeres son demasiado fuertes como para someterse a este tipo de presión personal.
De esta forma la reacción ante el sistema de estrellas anima de hecho el mismo tipo de irresponsabilidad individualista que el movimiento condena, el movimiento al purgar a una hermana por actuar de estrella pierde cualquier forma de control que pudiera haber ejercido sobre ella la cual se siente entonces libre para cometer todos los pecados individualistas de que ha sido acusada.

LA IMPOTENCIA POLÍTICA

Los grupos sin estructura pueden ser muy eficaces para conseguir que las mujeres hablen de sus propias vidas pero no son tan eficaces en llevar adelante alguna actividad política, se estancan, cuando las personas que lo componen no hacen otra cosa que hablar a no ser que modifiquen su forma y quieran llevar a cabo otra actividad. Puesto que el movimiento en la mayoría de las ciudades está tan falto de estructura como los grupos de concienciación que lo componen, no es más eficaz al enfrentarse con tareas concretas que los propios grupos aislados. La estructura informal que lo caracteriza rara vez tiene la suficiente cohe-
sión o está lo suficientemente arraigada entre las mujeres como para lograr una incidencia real, en consecuencia el movimiento genera mucha actividad y pocos resultados. Desafortunadamente las consecuencias que se desprenden de esta actividad no son tan inocuas como sus escasos resultados, siendo su víctima el propio movimiento.

Algunos grupos cuando no son muy grandes y trabajan en pequeña escala, han centrado su actividad en proyectos locales. Sin embargo, esta opción restringe la actividad del movimiento a nivel local y no opera en un ámbito regional o nacional. Así mismo estos grupos, con objeto de tener un funcionamiento operativo quedan finalmente reducidos al grupo informal de amigas que inicialmente lo controlaban, lo que excluye a otras muchas mujeres. En la medida en que la última forma asequible de participar en el movimiento sea a través de los pequeños grupos de mujeres no gregarias se encuentran en notable desventaja. Final-
mente, en la medida que la vía principal para llevar a cabo una actividad organizada se limite a los grupos de amigas, el elitismo quedará institucionalizado.

en la medida que la vía principal para llevar a cabo una actividad organizada se limite a los grupos de amigas, el elitismo quedará institucionalizado.

En aquellos grupos que no encuentren un proyecto local a que dedicarse, la razón de su existencia queda limitada a permanecer unidas. Cuando un grupo no tiene actividades concretas y la concienciación sí es una actividad concreta las mujeres que lo integran dedican sus energías a controlar a las restantes, lo cual no es tanto consecuencia de un deseo pernicioso de controlar a las demás (aunque a veces lo es), como producto de la incapacidad para mejor encauzar sus facultades. Las personas capaces, las que disponen de tiempo y necesitan justificar por qué se agrupan, dedican sus esfuerzos al control ajeno y consumen su tiempo criticando las personalidades de los otros miembros del grupo: las luchas internas y el juego por el poder se imponen. Sin embargo, cuando un grupo lleva adelante algún tipo de actividad la gente aprende a llevarse con los demás y a eludir las antipatías personales en función del objetivo más amplio. La necesidad de remodelar a las personas atendiendo a la imagen que de ellas tenemos, encuentra sus propios límites.

cuando un grupo lleva adelante algún tipo de actividad la gente aprende a llevarse con los demás y a eludir las antipatías personales en función del objetivo más amplio.

La crisis de los grupos de concienciación deja a la gente sin lugar al que acudir, y la falta de estructura les deja sin punto de referencia. En este caso, las mujeres del movimiento se repliegan sobre sí mismas o sus hermanas o buscan otras alternativas para actuar, aunque pocas asequibles. Algunas mujeres se dedican a sus asuntos lo que puede desencadenar una explosión de creatividad individual de la que, en gran parte, se beneficiará el movimiento, aunque esta no sea una alternativa válida para la mayoría y desde luego, no propicie un espíritu de esfuerzo conjunto de grupo. Otras abandonan el movimiento porque no quieren
desarrollar un proyecto individual y tampoco encuentran la forma de sumarse o iniciar un proyecto colectivo que les interese.

Otras muchas se dirigen hacia organizaciones políticas que les ofrecen el tipo de estructura y adividad externa que no han logrado encontrar en el movimiento de mujeres, aquellas organizaciones políticas que conciben el movimiento de liberación como uno de los muchos temas a los que las mujeres deben dedicar su tiempo, encuentran en el movimiento un camino de reclutamiento de nuevas afiliadas. Estas organizaciones no necesitan infiltrarse, (aunque esta opción no quede excluida) ya que el desea de una actividad
política coherente generada en las mujeres a partir de su participación en el movimiento, es suficiente para animar a incorporarse a otra organización cuando el movimiento no ofrece cauce a sus energías y proyectos.

Las mujeres que se adhieren a otras organizaciones políticas, permaneciendo al tiempo en el Movimiento de Liberación de la Mujer, o aquellas que se incorporan al movimiento al tiempo que militan en otras organizaciones políticas, se convierten a su vez en el marco de nuevas estructuras informales. Estos círculos de amigas se basan más en su común actividad política -no feminista-, que en las características anteriormente apuntadas aunque, en última instancia, actúan de forma muy similar. Estas mujeres al compartir los mismos valores, ideas y concepciones politicas se convierten asimismo en élites informales, sin una estructura
p!aneada o formal, sin responsabilidad ante el grupo y actúan por derecho propio, sea o no su intención.

En los grupos del movimiento las nuevas élites informales son frecuentemente consideradas como una amenaza por las antiguas, dicho sentimiento de amenaza responde a la realidad.

Estas nuevas redes políticamente encadenadas rara vez se conforman con limitarse a ser meras sorodidades como de hecho lo eran las antiguas y quieren hacer proselitismo de sus ideas políticas y feministas, actitud por otro lado absolutamente natural, aunque sus implicaciones no han sido plenamente analizadas por el movimiento feminista. Las antiguas élites rara vez están dispuestas a exponer abiertamente sus diferencias porque ello implicaría descubrir la naturaleza de la estructura informal del grupo. Muchas de estas élites informales se han protegido bajo la bandera del anti-elitismo y la falta de estructura. Con objeto de contrarrestar eficazmente la competencia de una nueva estructura informal del grupo tendrían que manifestarse públicamente alternativas que estarían cargadas de arriesgadas consecuencias. Así, para mantener su poder es más fácil racionalizar la exclusión de la otra estructura informal por el procedimiento de acusarlas de rajas reformistas, lesbianas o la única alternativa real consiste en estructurar formalmente el grupo de forma tal que la estructura de poder inicial quede institucionalizada. Pero esto no siempre es posible. Lo es, si con anterioridad las élites informales gozaban de suficiente cohesión y habían en gran medi-
da, acaparado el poder. Estos grupos cuentan en su haber con un pasado de cierta eficacia política, si la cohesión de la estructura informal se ha manifestado como un funcionamiento no se modifica sustancialmente, aunque la institucionalización de la estructura de poder propicia su cuestionamiento formal. Los grupos que más necesitan de una estructura son frecuentemente los más capaces para crearla. Sus estructuras informales no han sido suficientemente conformadas y su adhesión a la ideología de la falta de estructura les lleva a ser reacias, a cambiar su técnica. Cuanto menos estructurado es un grupo, cuanto mayor es su
falta de estructuras informales y cuanto más se aterra a la ideología de la falta de estructura tanto más vulnerable es a ser acaparado por un grupo de camaradas políticos.

Dado que el movimiento en su conjunto está tan falto de estructura como la mayoría de los grupos que lo componen, es tan susceptible como éstos de ser directamente influido, aunque el fenómeno se manifieste de una forma distinta. A nivel local la mayoría de los grupos pueden actuar autónomamente pero, los únicos grupos que pueden hacerlo a escala nacional están organizados sobre estas bases. En consecuencia ocurre frecuentemente que son las organizaciones feministas estructura-
das las que ofrecen directrices de ámbito nacional en las actividades feministas, directrices que están determinadas por las prioridades que rigen en dichas organizaciones. Así grupas como NOE y VEAL, y algunos colectivos de mujeres de la izquierda, son las únicas organizaciones capaces de montar una campaña nacional. Los innumerables grupos invertebrados del MLM pueden optar por apoyar o no estas campañas nacionales, pero no tienen capacidad de montar las suyas propias, siendo así que sus miembros se convierten en la clase de tropa de las organizaciones estructuradas; los grupos que se dice no estructurados no
tienen forma de beneficiarse de los amplios recursos del movimiento para defender sus prioridades, ni siquiera cuentan con un método para decidir cuáles son aquellas.

Cuanto menos estructurado es un movimiento menos es su control sobre el proceso de expansión en que se desarrolla y sobre las acciones políticas en que se empeña, lo cual no quiere decir que sus ideas no se divulguen. Si existe cierto interés por porte de los medios de comunicación y si se dan las condiciones adecuadas, las ideas del movimiento feminista tendrán amplia difusión, pero la difusión en determinadas ideas no implica necesariamente que estos sean llevados a la práctica, sino simplemente que son objeto discusión. En la medida en que el ideario feminista, pueda llevarse a la práctica se podrá actuar de acuerdo, pero si su realización exige una fuerza política coordinada no podrá actuarse en concordancia.

Siempre que el movimiento de liberación de la mujer mantenga como forma organizativa los pequeños e inactivos grupos de discusión entre amigas, los peores problemas de la falta de estructura brillarán por su ausencia, pero esta forma de organizarse tiene sus propios límites: es políticamente ineficaz, exclusivista y discriminatoria para las mujeres que no están o no pueden estar ligados a círculos amistosos. Aquellas que no encajan en las organizaciones existentes por causa de su clase, raza, ocupación, educación, estado civil o materno, personalidad, etc., inevitablemente se sentirán desanimadas a incorporarse, aquellas que por el
contrario si encajan, desarrollarán intereses encubiertas para mantener las cosas tal como están.

Los intereses encubiertos de los grupos informales se verán reforzados a su vez por las estructuras informales existentes y el movimiento no tendrá forma de determinar las personas que deberán ejercer el poder en su seno. Si el movimiento prosigue eludiendo deliberadamente la responsabilidad de designar las personas que ejerzan el poder, seguirán sin tener formas para abolirlo, de hecho su actitud se reduce a abdicar el derecho de exigir que aquellas personas que de hecho lo ejercen sean responsables de ello. Asimismo si el movimiento se empeña en diluir el poder al máximo posible porque sabe que no puede exigir responsabilidades a las personas que de hecho lo ejercen, impedirá que un grupo o persona lo domine totalmente aunque simultáneamente garantice su máxima ineficacia posible. Es necesario encontrar una solución intermedia entre las estructuras de dominación y la ineficacia.

Estos problemas están alcanzando su punto rígido actualmente debido a que el movimiento está necesariamente cambiando en su naturaleza. La concienciación como principal función del Movimiento de Liberación de la Mujer comienza a ser absoluta. Debido a la intensa propaganda en los dos últimos años de los medios de comunicación y también a los numerosos artículos y libros que actualmente circulan, la liberación de la mujer se ha convertido en un tema cotidiano.

Sus temas son debatidos y surgen grupos de discusión cuyas mujeres no tienen ninguna conexión explícita con los grupos del movimiento. El movimiento debe indicar otro tipo de tareas, necesita establecer sus prioridades, articular sus objetivos, y proseguir en sus campañas de forma coordinada y para hacerlo, ha de organizarse a escalas local, regional y nacional.

PRINCIPIOS PARA UNA ESTRUCTURACIÓN DEMOCRÁTICA

Una vez que el movimiento deja de aterrarse tenazmente a la ideología de la falta de estructuras tiene la posibilidad de desarrollar aquellas formas organizativas que mejor se adecuen a su funcionamiento, lo que no quiere decir que debamos irnos al otro extremo, y ciegamente imitar las formas tradicionales de organización; pero tampoco debemos rechazarlas todas con igual ceguera, algunas de las técnica tradicionales serán útiles aunque no perfectas, otras no ofrecerán atisbos de lo que debemos o no debemos hacer para lograr determinados objetivos con un coste mínimo para las personas que componen el movimiento; pero sobre todo, tendremos que ensayar distintas formas de estructuración y desarrollar técnicas varias a emplear en situaciones diversas. El sistema de sorteo es una de las ideas que han surgido del movimiento. No es aplicable a todas las situaciones aunque si es útil
en algunas, hacen falta más ideas para desarrollar una estructura, pero antes de empezar cualquier experimento inteligente debemos aceptar la opción de que no hay nada inherentemente pernicioso en la propia estructura, sólo su excesiva presencia. En tanto que iniciamos este proceso de ensayo-error podemos tener presentes algunos principios que son fundamentales para cualquier estructuración que aspire a ser democrática y también políticamente eficaz por métodos democráticos. Estos principios son:

1 .- La delegación por métodos democráticos, da formas específicas de autoridad a personas concretas y para tareas delimitadas; permitir que algunas personas asuman trabajos o tareas por defecto no quiere decir más que no serán realizados con seriedad. Si alguien es seleccionado para realizar una tarea, preferiblemente tras expresar su interés y voluntad de llevarla a cabo han adquirido el compromiso y no puede ser fácilmente ignorado.

2.- Exigir a las personas en quienes se ha delegado autoridad que sean responsables ante aquellas que los han elegido. De esta forma el grupo tiene control sobre las personas que se encuentran en posiciones de autoridad. Individuos aislados ejercerán el poder pero es el grupo quien tiene la última palabra sobre cómo aquel ha de ejercerse.

3.- Distribución de la autoridad entre el mayor número de gente que sea razonablemente posible, lo que impide que se cree un monopolio de poder y exige a las personas que se encuentren en puestos de autoridad a consultar otras muchas en el proceso de ejercerlo, también ofrece la posibilidad de que mucha gente adquiera responsabilidad sobre tareas específicas y, por lo tanto se desarrolle en distintas facetas.

4.- Rotación de puestos entre distintas personas. Designar a una persona a un puesto porque goza de simpatías en el grupo o entorpecer su labor porque no las tiene, no beneficia a largo plazo ni al grupo ni a la persona en concreto. La capacidad, el interés y la responsabilidad, han de ser las premisas que actúen en dicha selección. Deben en este sentido, ofrecerse oportunidades para que la gente adquiera nuevas capacidades, pero, la mejor forma de llevar esto a cabo es mediante un programa de aprendizaje y no por el método de echarse al agua para aprender a nadar. Asumir una responsabilidad que no se domina bien es muy desmoralizador, a la inversa, estar en una lista negra por actuar correctamente no es muy animoso para potenciar las propias facultades. Las mujeres han sido penalizadas por actuar de forma competente a lo largo de la historia y no es necesario que el movimiento reproduzca el mismo proceso.

5.- Difusión de la información a todo el mundo lo más frecuentemente posible. La información es poder. El acceso a la información aumenta el propio poder; cuando una red informal divulga nuevas ideas e información del grupo fuera del mismo, está desencade-
nando un proceso de formación de opinión sin contar con aquel. Cuanto más se conoce sobre el funcionamiento de cualquier cosa
y mayor es la información de lo que ocurre, mayor será la eficacia política de los miembros del grupo.

6.- Acceso igualitario a los recursos que el grupo necesita, lo que siempre es factible, aunque deba proporcionarse un miembro que mantenga el monopolio sobre un recurso necesario (una multicopista a la que tiene acceso por vía del marido a un cuarto de revelado) puede condicionar en exceso el empleo de este recurso. Los conocimientos de los distintos miembros pueden ser igualmente asequibles si aquellos están dispuestos a enseñárselos a los demás, intercambio de material, etc.

Si estos principios son aplicados queda garantizado que, cualquiera que sean las estructuras desarrolladas por los distintos grupos del movimiento, aquellos están controlados y responden ante el grupo. El conjunto de personas que se encuentre en puestos de autoridad será amplio, flexible, abierto y temporal. No podrán fácilmente institucionalizar su poder porque las decisiones últimas serán tomadas por el grupo en su conjunto. Este tendrá la capacidad de decidir las personas que ejerzan autoridad en su seno.

 

 

Text original: https://www.nodo50.org/mujeresred/feminismos-jo_freeman.html

Esquerranisme o reformisme d’esquerres.

Comparteixo un nou fragment del llibre “Lenin (la coherencia de su pensamiento)” de G. Lukacs sobre la lluita de lenin contra l’ala esquerra del seu partit. Per veure més extensament la qüestió recomano l’imprescindible “la enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo”.
[…]

Lo profundamente que la teoría leninista de las transacciones se basa en su visión central de la actualidad de la revolución aún se evidencia quizá más claramente en sus luchas teóricas contra el ala izquierda de su propio partido (después de la primera revolución y después, asimismo, de la paz de Brest en el contexto ruso, y en los años 1920 y 1921, en el contexto europeo). En estos debates la consigna de los radicales de izquierda era el rechazo de toda transacción por cuestión de principios.

Y la tesis polémica de Lenin insiste, en lo esencial, en que el rechazo de todo compromiso equivale a evadirse de las luchas decisivas, implicando dicha concepción un derrotismo respecto de la revolución. Porque toda verdadera situación revolucionaria -como lo es paradigmáticamente la nuestra, según Lenin- se manifiesta en el hecho de no haber campo alguno de la lucha de clases en el que no vengan contenidas posibilidades revolucionarias (o contrarrevolucionarias). El verdadero revolucionario es, pues, el que es consciente de que vivimos en una época revolucionaria y extrae las consecuencias prácticas de ello, considerando siempre el conjunto de la realidad histórico-social desde este punto de vista, atendiendo intensivamente a todo, a lo grande y a lo pequeño, a lo usual y a lo inesperado, en función de su importancia  revolucionaria -y sólo en función de ella.

Cuando Lenin calificaba al radicalismo de izquierda de oportunismo de izquierda, aludía penetrante y acertadamente a la común perspectiva histórica de dos corrientes tan opuestas en todo lo demás, de las cuales una abomina de toda transacción y otra, en cambio, ve en la transacción un principio de “realpolitik” opuesto a la “rígida fidelidad a los principios dogmáticos”. Perspectiva histórica común que cabe cifrar en un determinado pesimismo respecto de la proximidad y actualidad de la revolución proletaria.

De esta manera suya de rechazar ambas tendencias partiendo de un mismo principio, se desprende que la transacción de Lenin y la de los oportunistas no tienen en común más que el nombre, un nombre que designa realidades radicalmente distintas y que, en consecuencia, encubre conceptos radicalmente distintos.

[…]

Sobre el reformismo

Comparteixo un fragment del llibre “Lenin (la coherencia de su pensamiento)” de G. Lukacs en que aborda una explicació de què és el reformisme i les seves causes.

‘[…]
Es evidente, sin embargo, que toda condena del oportunismo y de su toma de posición ante la guerra que no lo conciba como una corriente – históricamente detectable- del movimiento obrero, valorando su actualidad como el fruto orgánicamente maduro de todo su pasado, es incapaz de elevarse a la más elemental altura de una discusión realmente marxista, y es incapaz también de extraer de dicha condena sus concretas consecuencias prácticas, necesarias en el momento de la acción, así como también tácticas, aplicables al terreno de la organización.

Para Lenin, y una vez más sólo para Lenin, estaba claro desde el estallido de la guerra mundial que la actitud de Scheidemann, Plejánov, Vandervelde, etcétera, ante la guerra, no era sino la lógica aplicación de los principios del revisionismo a la situación actual.

Pero, ¿cuál es -en suma- la esencia del revisionismo? En primer lugar, intenta superar esa “unilateralidad” del materialismo dialéctico, en virtud de la cual éste considera la totalidad de los fenómenos del acontecer histórico-social exclusivamente desde el punto de vista de clase del proletariado. Su punto de vista, por el contrario, es el de los intereses de la “sociedad entera”. Pero como estos intereses globales – concretamente considerados- no existen en absoluto y como lo que podría parecer tal cosa no pasa de ser el resultado momentáneo de la interacción de las diferentes fuerzas clasistas que luchan entre sí, el revisionista concibe el resultado siempre cambiante del proceso histórico como un punto de partida metodológico invariable. Con lo cual invierte también las cosas en el plano teórico.

Prácticamente considerado, el revisionismo es -dado su punto de partida teórico- un compromiso constante y necesario. El revisionismo siempre es ecléctico; es decir, intenta suavizar -ya en el propio plano de la teoría- los conflictos entre las clases, neutralizándolos entre sí, con el fin de convertir su unidad -unidad que anda cabeza abajo y que, en realidad, sólo existe en su cabeza- en el criterio para enjuiciar los acontecimientos.

He aquí por qué el revisionista rechaza -en segundo lugar- la dialéctica. Porque la dialéctica no es otra cosa que la expresión conceptual de la evolución de la sociedad, una evolución que tiene lugar, en realidad, a fuerza de contradicciones, contradicciones (entre las clases, así como la esencia antagónica de su ser económico, etc.) que constituyen el núcleo y fundamento de todo acontecer, de tal modo que una “unidad” de la sociedad, en tanto ésta descanse sobre una estratificación clasista, no puede ser sino un concepto abstracto, el resultado -pasajero- de la interacción de estas contradicciones.

Y como la dialéctica -en cuanto método- no es más que la formulación teórica del hecho de que la sociedad avanza a través de una serie de contradicciones, pasando de un contrario a otro, es decir, revolucionariamente, el rechazo teórico de la dialéctica implica necesariamente la ruptura total con cualquier posible comportamiento revolucionario.

En la medida en que los revisionistas -en tercer lugar- se niegan a reconocer la realidad de la dialéctica como movimiento de contrarios que da siempre lugar a algo nuevo, como algo realmente existente, se ven privados en su pensamiento de la dimensión histórica, de lo concreto, de lo nuevo. La realidad que experimentan está subordinada a unas “eternas leyes de bronce” que actúan de manera esquemática y mecanicista, y que -de acuerdo con su esencia- producen siempre lo mismo, y a las que el hombre está sometido, por una especie de fatalidad, como a las propias leyes de la naturaleza.

De manera, pues, que basta con conocer estas leyes de una vez por todas para saber cómo habrá de ir evolucionando el destino del proletariado. Suponer que pueden presentarse situaciones nuevas, no sometidas a estas leyes, o situaciones cuya resolución dependa de la decisión del proletariado, es, para los revisionistas, muy poco científico. (La supervaloración de las grandes individualidades, de la ética, etc., no es sino el complemento necesario de semejante concepción.)

Estas leyes son, sin embargo -en cuarto lugar-, las leyes de la evolución capitalista, y subrayar su validez intemporal y suprahistórica implica que para el revisionista la sociedad capitalista es, como para la burguesía misma, la realidad, es decir, una realidad inmutable en lo esencial. El revisionista no considera ya a la sociedad burguesa como algo surgido históricamente y, en consecuencia, condenado a perecer históricamente, ni a la ciencia como el medio idóneo para determinar el momento de esta decadencia y trabajar para acelerarlo, sino -en el mejor de los casos como un medio para mejorar la posición del proletariado dentro de la sociedad burguesa. Todo pensamiento que vaya prácticamente más allá del horizonte de la sociedad burguesa es, para el revisionismo, una ilusión, una utopía.

De ahí que -en quinto lugar- adopte una posición política “realista”. Sacrifica en todo momento los verdaderos intereses de la clase obrera en su totalidad, cuya consecuente defensa califica de utópica, a los intereses inmediatos de determinados grupos. Es evidente -incluso a la luz de estas breves reflexiones- que el revisionismo puede llegar a convertirse en una verdadera corriente del movimiento obrero únicamente porque la nueva evolución del capitalismo permite mejorar económicamente a ciertas capas obreras -aunque sólo sea pasajeramente. Y también porque la estructura organizativa de los partidos obreros asegura a estas capas y a sus representantes intelectuales una influencia superior a la que pueden ejercer amplias masas revolucionarias -aunque no lo sean sino de manera confusa e instintiva- del proletariado.

Todas las corrientes oportunistas comparten un mismo denominador: no considerar jamás los acontecimientos desde el punto de vista de clase del proletariado, cayendo así en una “Realpolitik” (política realista) ecléctica, ahistórica y no dialéctica; esto es lo que unifica sus diferentes concepciones de la guerra y las presenta, sin excepción, como necesaria consecuencia del revisionismo anterior. La incondicional sumisión del ala derecha respecto de las potencias imperialistas de su “propio” país, es la consecuencia orgánica de una concepción según la cual la burguesía -no sin ciertas reservas, en principio- es la clase rectora de la evolución histórica y el proletariado debe apoyarla en su “papel progresista”.

Cuando Kautsky califica a la Internacional de simple instrumento para la paz, inutilizable a efectos bélicos, no dice en realidad cosa muy distinta de lo que decía el menchevique ruso Tscherewanin al estallar en lamentos a raíz de la primera revolución rusa: “En plena llama revolucionaria, sin embargo, cuando los objetivos revolucionarios parecen al alcance de la mano, que difícil resulta esbozar la vía de una táctica menchevique razonable”, etc.
[…]’

Aqui teniu el PDF de tot el text

Objectius polítics a la ciutat

Reprenc l’activitat al blog per compartir apunts i pensaments sobre la situació dels moviments socials i populars (per posar un nom, en parlarem) a Sant Cugat. Fa ja un bon grapat de temps que he deixat l’esquerra organitzada, i de mica en mica m’ha anat donant una perspectiva que intento aportar i compartir aquí.

La prèvia

Qui es dedica més o menys a intentar canviar la ciutat ja coneix el context (20 anys d’història de lluita juvenil, història dels moviments socials, evolució i perfil sociològic de la ciutat, urbanisme, tendències de vot, interessos i preocupacions ciutadanes, etc.). Així que la xapa que se la faci cada un. La prèvia no és tan prèvia, però tot plegat cal tenir-ho en compte. El que vull és centrar-me en les fites recents que marquen a on estem ara els moviments socials i populars, moments de cristal·lització en què es transcendeixen els marcs previs.

Segurament un punt d’inflexió en aquest sentit és l’entrada de la CUP a l’ajuntament amb 2 regidors, i la gran feina feta durant 4 anys, inclòs l’acord amb PC per arribar a ser-ne 4. Tot plegat com a cristal·lització d’anys de lluita. L’assoliment de 5561 vots significa una un nivell d’extensió social important respecte el que són els moviments socials i populars, així com una identificació amb la idea que representava la CUP en la comtessa electoral. 5561 que és un gran avanç però que representa només un 15% de l’electorat. Aquest punt d’inflexió tinc la sensació que es va viure com un «assalt als cels», sent percebut -inconscientment- per molta militància com un limit al que no es pot espirar superar i que cal centrar-se a gestionar. Però, al meu entendre, a diferència de la primera legislatura la dinàmica de contraproposta està faltada d’una proposta global o de projecte per la ciutat.

Per aquest motiu i segurament d’altres penso que s’ha perdut part de l’embranzida que hi havia. Potser perquè ara ho miro des d’un lloc diferent, i no és per fer un «cualquier tiempo pasado fue mejor». Penso que hi ha hagut molts canvis en les condicions en què la CUP ha de desenvolupar la seva tasca que hi han jugat un paper important, però una cosa no treu l’altre. En tot cas, no crec que hi hagi un horitzó sociabilitzat entre la militància d’objectiu comú, ni en la CUP ni en la resta de moviments socials i projectes transformadors.

En el context del canvi de la situació prèvia a la descrita es va coure la idea de Cal Temerari. En el foc lent del transcendir sectors socials neix com un projecte no adreçat ni pensat per a l’EI, amb una reflexió de base que buscava respondre: quina és la majoria social que ha de canviar aquesta ciutat? I en aquest sentit ha vingut fent feina, però també és cert que com a projecte està ben sol en aquest plantejament com a projecte per la ciutat, i en cas que es tracti d’un avanç de poc serveix si no el fa tothom que l’ha de fer.

El resum ve a ser que hi ha una massa crítica de moviment socials significativa, una massa de militància també important, però amb objectius polítics -en el sentit genuí de la paraula- generals de ciutat dispersos i poc relacionats amb cap tàctica desplegada.

Objectius polítics

L’anàlisi socioeconòmic de la ciutat deixa clar que vivim en una ciutat injusta, amb elements d’injustícia propis més enllà de viure en un sistema injust. La necessitat de transformar-la és doncs imperiosa i un objectiu en si mateix. En aquest sentit, com a corol·lari, la creació, acumulació i conquesta de poder en les seves diverses formes passa a ser també un objectiu. Val, si, acabo de dir una obvietat, el tema és, en base això, com seguim?

Crec que és bastant de manual que cal que els moviments populars ens marquem objectius assolibles a mig (~8-10 anys) i llarg (~20 anys) termini. També crec que la creació i acumulació d’espais de poder (popular) serà avaluable principalment per la capacitat de permetre o no una conquesta de poder institucional en unes eleccions municipals. Penso que un full de ruta en aquest sentit ha d’ubicar una cristal·lització electoral a mitjà termini. Clar està que no tot el poder està en les institucions, però el quid pro quo dels dins-fora pren sentit quan hi ha les dues potes, i alhora la pota electoral no deixa de ser la prova del cotó de la capacitat d’aglutinació popular amb un projecte construït fora.

Així doncs, per passar d’objectius a l’estratègia sorgeix ja l’element clau, quin és aquest projecte? Parlem d’un projecte que ha de ser capaç d’aglutinar lluites i reivindicacions parcials a una global. Un projecte que interpel·li i aglutini els subjectes necessaris per representar una majoria a Sant Cugat que permeti cristal·litzar en un ens -molt possiblement un govern de la ciutat- que pugui desenvolupar aquest projecte transformador.

Crec que un punt clau és comprendre que un projecte per la ciutat no serveix per demostrar cara endins ni els nostres brillants anàlisis la capacitat de radicalitat de les propostes, sinó que, al meu entendre, la gràcia de pensar un projecte per aquest objectiu és el de ser quelcom realitzable en el temps i la forma marcada, no té sentit anar més enllà (en què és l’àmbit de la propaganda), sinó que ha de servir de palanca per aglutinar a qui mai hem pensat a aglutinar, doncs és l’única forma d’avançar posicions. O potser no l’única, en èpoques de travessa del desert s’ha fet «picant pedra», cert, però no estem ja en aquest context, i almenys jo si faig política no és per resistir, és per guanyar. Així doncs s’ha d’entendre un programa com a eina per la construcció de la UP.

Marc mental i subjectes polítics

Així doncs s’obre una nova qüestió, qui pot ser aglutinat per un projecte transformador de ciutat? El més possible és que aquest qui no existeixi i s’hagi de crear/construir, tot i així aquesta construcció serà, en part aglutinació en part suma de gent interpel·lada directament.

Si quelcom dificulta aquest punt és l’hegemonia convergent en la ciutat, i dic hegemonia no com a sinònim de majoria, sinó perquè en el marc mental de tothom representa el bo i millor de la ciutat, culturalment hi ha una identificació entre CDC i Sant Cugat. En aquest sentit és més que rellevant 2 elements de la política desenvolupada per CDC a la ciutat:

  • Xarxa clientelar: el conjunt d’entitats i «grups» que viuen de tenir una bona relació amb el govern municipal -és a dir amb CDC- és gran i divers. Alguns d’ells totalment acrítics, altres amb elements crítics però totalment o pràcticament dependents. També cal destacar la política de cooptació activa com per exemple amb associacions de comerciants, en certa manera la unió o algunes entitats de cultura popular.
  • Ampli marge programàtic: un altre element és la dificultat de des dels espais actuals llençar polítiques de confrontació, ja que amb l’ampli marge polític de CDC es poden permetre fer seves propostes eminentment nostres, per exemple el nou tracte amb DSS, el desplegament de l’economia social, la participació, polítiques d’igualtat… En aquest sentit CDC a Sant Cugat no és tant una força electoral més sinó el partit hegemònic, del govern i amb marge per incloure el que faci falta en la seva tasca de govern.

Així doncs el marge de partida és estret en l’àmbit de proposta, cosa que ens ha impulsat a moviments socials i col·lectius a créixer més per identificació sociocultural que per adscripció programàtica, dinàmica amb la qual hem de ser autocrítics.

Així doncs cal veure quins subjectes, col·lectius i idees poden ser susceptibles d’articulació. A tall d’esbós comento alguns dels més recurrents.

Podem començar pels grans temes clàssics de la ciutat, com el problema de l’habitatge, les diferències centre-districtes, l’extinció del comerç local o l’espai pel jovent. Són tot qüestions que generen un ampli consens social però que en cap moment han articulat un moviment al seu voltant, amb excepció d’algunes plataformes efímeres, des de l’APH a l’Aplec Jove, però en cap gas transcendint més enllà de les persones més implicades i l’entorn més proper. On sí que trobem un exemple significatiu és a la floresta on sí que hi ha una dinàmica popular que mica a mica va cristal·litzant. Un altre gran tema és el de la gestió de l’espai públic, que genera 2 consensos bastant clars, per un ús extensiu i per un ús restrictiu, però en una dinàmica més de grups d’interès (entitats – veïns de places saturades) que d’interès social col·lectiu, si bé és cert que és un dels pocs temes que mou passions a escala de ciutat.

Altres temes més amplis que transcendeixen la dinàmica particular santcugatenca com les qüestions de classe / dalt-baix, etc. tenen unes xifres que sustenten dos grups ben clars i polaritzats, també distribuïts geogràficament, però cristal·litza en dinàmiques electorals sense una articulació social més enllà d’alguna associació de veïns enquistada. L’experiència de la PAH en aquest sentit potser va fer el primer pas en el camí, quedant molt lluny, i constatant la dificultat de transcendir l’individualisme fins a fracassar, però cal senyalar la identificació social positiva amplia que va generar. També la qüestió de la immigració ha canalitzat més en grups d’interès que en moviment o sentiment col·lectiu. Pel que fa a les iniciatives de cooperació amb el 3r i 4t món si bé numèricament també són significatives les xifres (% de persones que necessiten Càritas, per exemple) ha estat activament i eficaç invisibilitzada i particularitzada per la gestió institucional.
Parlant del teixit associatiu cal reconèixer que és difícilment interpel·lable en clau de ciutat. Tant en l’àmbit esportiu com en l’àmbit cultural malgrat que representar un % de la població important no ha transcendit pràcticament mai l’àmbit de la reivindicació corporativa, tot i ser temes de ciutat com la manca d’instal·lacions. Pel que fa el teixit associatiu entorn de la cultura popular sí que participen de la imatge de ciutat, però més com a mostra d’aparador que com a subjectes vius fora de la seva pròpia dinàmica. Un altre teixit en extinció però existent i amb certa càrrega de legitimitat són les associacions de veïns amb les que hem comptat però no hem treballat per articular ni revifar.

Ara bé, si hem de parlar d’identificació social a Sant Cugat cal parlar de la marca/model Sant Cugat, comerç, zones de vianants, verd i parcs infantils. Funciona per activa en les persones que han vingut a viure a la ciutat atretes justament per això, i per passiva perquè als que en patim l’altra cara en última instància en som habitualment acrítics. En aquest marc mental, embolcallat en la «eficiència de la gestió» municipal no hi tenen cabuda ni les situacions de corrupció legal que han quedat totalment invisibilitzades ni la convivència amb les poques famílies «de tota la vida» que viuen rendes de les seves propietats immobiliàries i que són d’interessos fàcilment vinculables amb les polítiques urbanístiques i de ciutat.

Relacionat amb aquest aspecte sí que cal parlar de la dicotomia discursiva poble/ciutat que sí que opera en diversos sectors santcugatencs. La metàfora de l’exalcalde Recoder emmarcada justament en aquest model Sant Cugat de bon viure donant l’afegitó de «i amb folklore local» ha tingut bastant de recorregut i ha permès aglutinar sota la identificació de «poble» diversos sectors socials implicats en entitats, especialment relacionats amb la cultura popular. Però en aquest sentit com comentàvem qui encarna principalment aquest «poble» no té una veu pròpia que transcendeixi la seva pròpia activitat. Caldrà reflexionar quin recorregut té i fins a on pot aglutinar i generar identificació i per tant valdre la pena de batallar.

Recapitulant, cap problema santcugatenc ni situació ni col·lectiu articula o pot articular fàcilment cap idea de projecte col·lectiu, malgrat sigui objectiu que hi ha problemes transversals. En aquest sentit queda clar que és difícil plantejar directament un procés d’aglutinació.

Una altra anàlisi, que ja correspon més a qui hi vulgui participar és de qui ha d’impulsar un projecte per la ciutat i a través de quins espais o plataformes s’ha d’impulsar. Aquí dins hi ha d’haver un rol de lideratge tot i que ara mateix no s’albira qui està en condicions de perdre’l. Segurament la resolució d’aquestes disjuntives anirà relacionada amb el procés previ de mobilització, desgast i la creació de nous actors socials.

Estratègia

Cal pensar bé com entenem la unitat popular. No podem basar una estratègia que busqui conquerir posicions significatives merament en l’aglutinació de sectors ja organitzats o existents, com es desprèn del punt anterior. Primer perquè molts d’ells que són objectivament necessaris ja s’ha comprovat que no tenen interès a sumar-se en els projectes/plataformes ja existents. Segon perquè aquí només hi ha una part d’aquella gent que ens fa falta.

En aquest sentit cal fer un apunt pel que podem anomenar «efecte ADS». Igual que salvant les distàncies va passar amb la PAH. És una condició necessària per desenvolupar aquesta estratègia la capacitat de superar -per desbordament polític, d’abast, pràctica i proposta- les dinàmiques de sectors i partidistes en les diverses plataformes unitàries. En aquest sentit, segurament per l’àmbit més acotat, és un exemple la plataforma pel 8 de març. Emperò el projecte que millor mostra aquesta dinàmica d’integració i superació és Cal Temerari.

Aquestes observacions ens porten inevitablement a observar críticament la falta de dinàmiques de formació i de convenciment a través de la discussió d’aquells amb qui tenim diferències de diversos tipus. Cal veure quines dinàmiques cal engegar des de ja per construir una massa militant amb capacitat de treball i política per ser una eina per impulsar una proposta d’aquests tipus. Cal també distingir el paper de liderar la construcció d’espais amplis sabent acceptar l’heterogeneïtat en els mateixos. Cal saber integrar aquells sectors socials i activistes necessaris que se sumaran a fàcilment a diverses iniciatives però difícilment la lideraran.

És a dir, l’aposta per la UP no pot ser estrictament nominal, i comporta necessàriament la sortida de la zona de confort militant i ideològic dels projectes que s’hagin de desenvolupar. Això no vol dir que no sigui necessari un alineament previ entre aquells i aquelles que estem per desplegar un projecte d’UP a la ciutat.

En aquest sentit cal reconèixer que la CUP té un potencial que no està desplegant, i caldria veure fins a quin punt és qui ha d’aglutinar arribats a cert punt de creixement. Pot jugar un paper d’embranzida inicial, d’articulació i sobretot de cantera d’aquella gent que haurà d’estar al peu del canó. Però no està clar que pugui ser qui dugui a terme una catalització en poder institucional d’aquest projecte. Segurament no podem descartar una plataforma àmplia aglutinada entorn a un projecte alternatiu al de CDC contenint diverses organitzacions polítiques i socials.

Cal començar ja a esbossar quins poden ser els elements aglutinadors, a partir de l’estudi socioeconòmic, però també cultural. Cal avançar des de ja en la construcció de relats, primer de desgast després de contraprojecte. I més enllà? Segurament una fórmula possible seria, arribats a aquest punt, una proposta del tipus plataforma programàtica de N punts

Primers passos

Fins aquí la diarrea mental… segurament siguin reflexions ja fetes per molts i també compartides, potser no aporten res i és un mer exercici de politòleg amateur o un exercici d’heretgia podemita. En tot cas, encara que només serveixi per motivar i compartir ja val. Si a algú li ha semblat interessant comparteixo alguns dels passos més immediats que al meu entendre caldria engegar en el si dels moviments socials de Sant Cugat:

  • Cal transcendir les dinàmiques pròpies de cada col·lectiu, fomentar el debat entre uns i altres, la coneixença i compartir reflexions amb un horitzó compartit, encara que difús. Ha de servir per facilitar la sortida de la zona de confort i les resistències particulars.
  • Cal engegar urgentment dinàmiques de formació política en diversos àmbits, des de la gestió, el coneixement d’experiències enriquidores i ampliar la formació política de fons.
  • Cal un espai ampli i obert per fomentar el debat sobre aquestes qüestions, vèncer les reticències internes i socialitzar una visió compartida, també transcendint pròpiament col·lectius i moviments. Espais de debat que no poden ser esporàdics ni autoreferencials.
  • Finalment, cal plantejar el rol d’entitats i projectes perifèrics i quines apostes cal enfortir per armar-nos per a la construcció dels relats necessaris.

Las mujeres de los rojos

(Leïdo en el Acto en Homenaje a Manuel Azana en Montauban el 4 de abril de 2009)

Quisiera escribir un himno

a un pobre racimo humano

las mujeres de los rojos

que en España nos quedamos,

para las que no hubo escape,

para las que no hubo barco.

 

 

Las que nos quedamos solas

con sus hijos en los brazos,

sin más sostén ni más fuerza

que el que daba el estrecharlos

como prendas de un amor

contra nuestros pechos flácidos.

 

 

Todos perdimos la guerra,

todos fuimos humillados,

pero para las mujeres

el trance fue aun más amargo.

Largas colas en Porlier

con nuestros pobres capachos.

 

Caminatas bajo el sol

con los pies semi-descalzos.

Caminatas sobre el hielo

tiritando en los harapos.

Largas, duras caminatas

en busca de algún trabajo.

 

Cansancio y humillación

si lograbas encontrarlo

y si no lo conseguías,

humillación y cansancio.

Por el pan de nuestros hijos,

siempre un combate diario.

 

Esos días siempre solas,

esos días largos, largos,

que fueron semanas, meses,

que fueron tanto, tanto,

que entre dolor y entre lágrimas,

se convirtieron en años!

 

Nuestros hombres en la cárcel,

nuestros hombres exiliados,

nuestros hombres cada día

cayendo como rebaños

en manos de furia ciega

de matarifes fanáticos.

 

Y las mujeres seguimos,

a nuestro modo luchando

y esa guerra, sólo nuestra,

esa guerra la ganamos.

 

Los hijos de nuestros hombres

quedaron en nuestras manos

y supimos inculcarles

un culto casi sagrado

 

Por los muertos, los ausentes,

los padres que les faltaron.

Se los pusimos de ejemplo

porque siguieran sus pasos

y logramos convencerles

de que eran buenos y honrados,

aunque en la calle, en la escuela,

les dijeran lo contrario.

 

Éramos pobres mujeres

y supimos elevarnos

sobre el dolor, sobre el miedo,

sobre el hambre y el fracaso

 

Y criamos nuestros hijos

dignos de sus padres, bravos;

serios, dignos, responsables.

Los íbamos cultivando,

pilares para un futuro

que aún parecía lejano

y en el que siempre creímos

con los puños apretados

quisiera escribir un himno:

 

Grande, estupendo, fantástico,

de pobres mujeres débiles

con heroísmos callados,

de esfuerzos y sufrimientos

que eran el vivir diario

 

Y, que a pesar de ello supieron,

con un esfuerzo titánico

ir manteniendo la llama

de amor al padre lejano.

 

Al padre que estaba preso

o al que habían fusilado,

Yo quisiera a voz en grito

poder entonar un cántico

que dijera todo eso,

que bastante hemos callado.

 

Las mujeres de los rojos

que en España nos quedamos

creemos tener, al menos,

el derecho de contarlo.

 

Columna vertebral: sageta de foc

No podíem triar un dia millor per començar el blog que avui, aprofitant que Papasseit ha estat citat al Parlament en tota la seva esplendor….

al meu germà

LLUITA X BELLES GESTES I ACCIONS : Eterna espiral vers l’Infinit.

VICTÒRIA

VOLUNTAT X UN DESIG BOIG DE CÓRRER; i córrer sempre als cims, així com fuig la cérvola.

JOVENTUT

Un jaç arran de la carretera
per als vells i els que cauen.
–NO HI VULGUEU SABER RES;
si acàs, que ells mateixos s’aixequin.

Hi ha un HOME a la presó
dels que avancen.
JUNTEU-VOS,
traieu-li l’embaràs que li oprimeix les mans.
PERQUÈ FACI CAMÍ.

Al desencorajat no l’atieu.
Ni al fanàtic absurd.
Deixeu-los barallar,
que es destorbin a ells sols.

Experiència,
moral,
sistemes de govern,
sistemes filosòfics,
religions:
SOFISMES

Sofismes els sofismes per als qui només veuen amb els ulls del cervell.

Mes… si cal governar i dirigir,
agafeu una tralla.
Us estimaran més, i àdhuc obeiran.
–NO VULGUEU GOVERNAR.

Amunt! Amunt! Encara més…
A on anem? No és bo preocupar-se’n.

Suara ha sortit del niu un oronell.
–AIXÒ JA ÉS UN CAMÍ.

SEMPRE AMUNT!

SAGETA DE FOC